Camelot Cruiser, el ostentoso motorhome con motor V8 que escondía dos motos de nieve
El Camelot Cruiser de 1974 fue el motorhome definitivo de su época: un interior totalmente empapelado, alfombrado, colorido y hasta con motos para disfrutar de la nieve.
El Camelot Cruiser fue uno de los tantos motorhome de la década del ’70 que hipnotizó a más de un norteamericano. No por su diseño ni por lo que ofrecía en cuanto a confort sino porque se trataba de un camión Ford C-750 que llevaba el tráiler a cuestas, además de otras sorpresas.
Este Ford C-750 en particular fue convertido en un Camelot Cruiser por Edler & Company de Skokie, un fabricante con base en Illinois, Estados Unidos, y del que solo se construyeron tres unidades para irradiar el prontuario del lujo y la opulencia a principios de los ‘70.
Lujo y abundancia: así es el Camelot Cruiser
Cuenta la historia que el Camelot Cruiser fue diseñado y fabricado por necesidad. Después de años de trabajo, la familia Edler buscó una casa rodante que pudiera sustentar no solo a su familia, sino también a sus cuatro perros San Bernardo mientras viajaban durante sus tiempos libre.
La plataforma es, de hecho, más grande que un motorhome convencional para la época. La combinación completa de camión y remolque se extiende a 17,5 metros de largo junto a un peso de poco más de 18.000 toneladas. La dedicación de Edler a los detalles hizo que estos vehículos fueran tan legendarios como sugiere su nombre literario (por la famosa fortaleza del Rey Arturo).
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Los Camelot Cruisers venían completamente equipados con todos los electrodomésticos de cocina que uno pudiera necesitar, al menos en 1974. Un lavamos doble extra grande, cajones de todos los tamaños equipados con todo tipo de ollas, sartenes y utensilios, como para que nada falte.
«No puedo imaginar algo peor que vender un motorhome de USD 150.000 a alguien y arruinar su primera noche porque no tiene un abrelatas”, dijo Edler, quien estaba tan convencido de que la primera impresión era la mejor, por lo que incluyó con la compra cuatro bistecs y todos los utensilios y condimentos necesarios para una gran noche en plena ruta.
Desde su alfombra de pelo largo verde y dorado hasta su falso techo, el Camelot Cruiser tiene todo lo que hizo grande a los años 70 aunque los diseñadores modernos prefieran no mirarlo. La parte trasera consta de una habitación llamada Gran Salón que es una sala de estar lujosamente amueblada, un dormitorio con una cama doble, un inodoro y otra sala de descanso.
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Pero no todo termina ahí, ya que la frutilla del postre no es su diseño sino el par de motos de nieve de la marca Poloron almacenadas en el nivel inferior del motorhome. Ah, eso sí, Incluso esta área de almacenamiento está alfombrada con el mismo esquema de color amarillo, verde y marrón que el resto de la casa rodante.
Entonces, si bien a simple vista puede parecernos el motorhome de retiro de la pandilla de Scooby-Do (una suerte del abuelo de la van conocida como “La Máquina del Misterio”), estamos ante una cápsula del tiempo de lujo opulento de principios de los años 70 con auténtico guiño a los camioneros.
Un motorhome con alma de Ford
El Camelot Cruise tiene como bandera a un Ford C-750, un tractor 4×2 que continúo con la saga que comenzó en 1957 y que para la década de 1970 contaba con un V8 naftero de la serie 391 de 6,4 litros (la potencia rondaba los 200 HP), el cual estaba acoplado a una transmisión automática de cuatro velocidades.
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Al igual que el tráiler, este Ford continuaba con un acabado verde de dos tonos, pero sumaba un paragolpes delantero cromado, llantas de acero de 22,5 pulgadas, frenos asistidos por aire, bocinas de aire duales, una radio CB, una pequeña litera y un sistema de intercomunicación para cada área del motorhome incluida la cabina del camión.
Con apenas 50.000 kilómetros en su odómetro y teniendo en cuenta su valor de USD 150.000 en 1974, un Camelot Cruiser costaría hoy no menos de un millón de dólares. Y, según el censo de los EE.UU., el salario neto promedio en 1974 era de USD 16,070. Con esto se entiende de por qué su fabricante quería asegurarse de que viniera con un abrelatas…
