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Original y como nueva: esta Chevrolet 1950 enamora a los aficionados

Esta Chevrolet 1950 se creó después de la segunda guerra mundial y cosechó gran popularidad, ahora se transformó en una camioneta de diseño con la esencia de los años 50.

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Esta Chevrolet 1950 se creó después de la segunda guerra mundial y cosechó gran popularidad durante esa década. Ahora se transformó en una camioneta de diseño avanzado que conserva su esencia y al mismo tiempo fue renovada para poder circular sin problemas.

Estas viejas unidades no contaban con bomba de aceite ya que era un motor lubricado por inmersión. En este tipo de motores, el cárter está lleno de aceite. Tanto el cigüeñal como las bielas, están sumergidas en este aceite, cuando el motor está en funcionamiento, al girar el cigüeñal se agita el aceite y esto permite que lubrique las partes que están en movimiento, como los pistones y las válvulas.

De esta forma el aceite se distribuye de manera continua a todas las partes que necesitan lubricación. Esto reduce la fricción y el desgaste, lo que prolonga la vida útil del motor. Además de lubricar, el aceite también ayuda a enfriar el motor, ya que absorbe el calor generado por la fricción y la combustión. Después de lubricar las partes del motor, el aceite regresa al cárter, donde se puede volver a utilizar. Este ciclo se repite constantemente

Cabe mencionar que esta unidad fue una de las últimas con este tipo de motor ya que la versión posterior incorporaba bomba de aceite y filtro. Originalmente esta Chevrolet de 1950 llegaba con un motor 216, sin embargo, salvo para algunos fanáticos, es más recomendable el motor 236 ya que la diferencia es sustancial. Como la mayoría de las unidades de esa época incluía una caja de cuatro velocidades

Al verla desde el frente se nota lo ancha que es la parrilla y eso le permite tener un buen lugar para motores más grandes. Esto es beneficioso para quienes deseen incorporar uno mayor.

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Llama la atención que la rueda de auxilio viene acoplada al costado de la camioneta. Este Chevrolet de 1950 se convirtió en un ícono en el mundo de los camiones, y todavía hoy es muy buscado por coleccionistas y aficionados a los vehículos clásicos. Dependiendo del modelo, podía tener diferentes longitudes de caja y configuraciones de chasis. También estaba disponible con diferentes opciones de motorización, desde motores de seis cilindros en línea y V8. De esta forma brindaba la confianza necesaria y una óptima combinación de potencia y eficiencia para trabajos pesados.

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Las particularidades de la caja y la parte trasera de esta Chevrolet de 1950

Esta Chevrolet de 1950 llegaba con una caja de madera, para sorpresa de muchos, conserva la misma caja y si bien se pueden ver resquicios de pintura negra, fue puesta en valor. Esto quiere decir que fue bien tratada, sino no habría forma de conservar la madera original de 1950.

Por otra parte, la puerta trasera de la caja es muy pesada y se sostiene por dos grandes cadenas. Si se deja caer en su totalidad el dueño tendrá un problema ya que el gancho para remolque que tiene debajo tocaría el centro de la tapa.

La remodelación incluyó un par de luces traseras para aumentar la seguridad vial. Algo que llama la atención en ese sentido es la falta de un paragolpes trasero. Se ve que al remodelarla no tuvieron en cuenta esa pieza. Por fuera de la caja salen unos ángulos de hierro que sostienen las luces y el gancho para remolque. Algo que si bien no queda bien estéticamente habrá sido la alternativa más práctica en la remodelación.

 

Cabina confortable, transmisión sincronizada y el resultado en carretera 

La cabina es simple y muy amplia. Esto la distingue notablemente de las camionetas de los años 30 y 40. La misma no tiene grandes modificaciones sino que fue restaurada para que se la vea como fue originalmente, simplemente fueron reemplazadas algunas piezas y el tapizado.

Una de las novedades que incorporó esta Chevrolet de 1950 es la transmisión sincronizada la cual permite cambiar de marcha de manera más suave y eficiente. A diferencia de las transmisiones no sincronizadas, que requieren que el conductor sincronice manualmente las revoluciones del motor y la velocidad de las ruedas, las sincronizadas utilizan un mecanismo que ayuda a igualar estas velocidades automáticamente.

Cuando se cambia de marcha, el sincronizador ajusta la velocidad del engranaje entrante para que coincida con la velocidad del engranaje en uso. De esta forma el cambio de marchas se siente más suave y se reduce el riesgo de dañar los engranajes. Una vez en carretera la unidad alcanza los 80 kilómetros por hora sin problemas pero el motor comienza a ponerse ruidoso. El camión podría resistir más pero el motor ya se encuentra casi en su límite a esa velocidad. Sin embargo, no deja de sorprender su andar a una velocidad adecuada considerando que es un vehículo de 1950.