Rescatan esta Chevrolet 3100 de 1949 y se llevan un premio por la restauración
Un reconocido taller de Estados Unidos decidió reformar una Chevrolet 3100 de 1949 para la exposición más reconocida de Texas. SI bien fue su debut, se llevaron un premio por el trabajo realizado.
Aaron Kaufman y Richard Rawlings del taller de restauraciones Gas Monkey se decidieron reformar una Chevrolet 3100 de 1949 para la exposición más reconocida de Texas. Si bien le habían pedido 3500 dólares al consultar por teléfono, Richard ofreció mil, la bajaron a 3000 pero no había caso. Sin embargo, Richard propuso partir la diferencia y el precio final fue de 2000 dólares, una negociación sin precedentes. Ahora tenían que transformar esta reliquia llena de óxido en una joya digna de exponer.
Esta Chevrolet 3100 de 1949 se lanzó tras la segunda guerra mundial. Es muy difícil conseguirlas ya que la mayoría que se encontraban en buen estado fueron compradas por coleccionistas para restaurarlas a original o transformarla en una hot rod. Los dueños aseguran que estuvo entre 10 y 15 años parada en ese campo de Texas.
El grupo de mecánicos se encontró muy sorprendido por el estado ya que muy pocas veces se encuentran con tan poco óxido y tan completas: “Está mejor de lo que podríamos esperar, parece que está completamente original”. Nada nos alegra más que ver una camioneta en ese remolque, sobre todo una linda camioneta de campo como esa. Aaron Kaufman quería hacer algo especial para la Chevrolet 3100: “Me gustaría dejarla como nueva con el chasis lustrado”. Si bien todos supieron que Kaufman se proponía lograr la perfección y apuntaba muy alto pero el equipo estuvo de acuerdo.
La idea del grupo era lograr una Chevrolet pequeña, que sea sobria. Usarían llantas pequeñas de 15 pulgadas y neumáticos con franco blanco para darle un estilo clásico. Con respecto a la motorización reemplazarían el motor original por un Chevrolet Performance ZZ 5 de 400 caballos, un propulsor suficiente para llamar la atención pero sin presumir.
Del interior no había mucho para rescatar, el material clásico sería una buena alternativa y la parrilla no admitía dudas, sería cromada para que se destaque. Para comenzar el trabajo tienen un presupuesto aproximado de 60 mil dólares. El tiempo apremiaba ya que deberían hacer en 6 semanas lo que suelen hacer en 6 meses. Nunca habían hecho algo en tan poco tiempo pero para ser un vehículo de 1949 se encontraba muy bien.

La restauración de la Chevrolet 3100 de 1949: los imprevistos de siempre
Para comenzar, removieron la caja de carga, la cabina y quedó expuesto el chasis con el motor y la transmisión. El chasis fue reemplazado y luego colocaron el nuevo motor. La cabina pasó por una restauradora pero no llegó como todos esperaban. Entonces tuvieron que ponerse a trabajar en ello y eso le quitó tiempo al pintor que no veía con buenos ojos la cabina refaccionada.
Aaron Kaufman, el maestro mecánico de Gas Monkey sostuvo: “Este trabajo es como concertar un matrimonio, las partes que intervienen no se conocen y ruegas que se lleven bien. Pero con el poco tiempo que tenemos es como una boda a punta de pistola”. Tras algunas modificaciones en el nuevo chasis pudieron montar la cabina. Luego, tras unos ajustes más se dispusieron a colocar las puertas. Pero otra sorpresa, al parecer había tenido algún golpe en el pasado y no encajaba bien. Lo que iba a ser un trabajo de un par de horas demoró más de un día.
Tampoco se puede pretender la perfección en tan poco tiempo pero el grupo busca apuntar alto ya que esto nos va a representar ante miles de fans. Otro de los temas a abordar era levantar el piso de la caja para darle lugar al eje. Había que levantarla unos 14 cm. Aaron decidió hacerlo de forma profesional. Dibujó las piezas en un programa y lo cortó con la cortadora de control numérico (CNC). Esta decisión la tomó ya que en las exposiciones la mayoría ve el exterior, pero los que realmente saben, van a mirarla por debajo.
Por otro lado, habían comprado un capot nuevo y a simple vista solo era sacar y poner para luego pintar. Pero no encajaba, los resortes y las bisagras complicaba su cerramiento. Entonces decidieron volver a colocar el original. Pero tras el tratamiento que había recibido se deformó y tampoco encajaba. Los problemas seguían apareciendo y la presentación cada vez estaba más cerca.
Había que conseguir uno nuevo para solucionarlo rápidamente, lo consiguieron y por fin encajó aunque tenía detalles que había que solucionar. La pintura debía ser negra y si bien el negro no perdona imperfecciones no quedó ninguna tras el trabajo del pintor. En el interior, cambiaron el asiento y repusieron los paneles de las puertas con materiales clásicos pero modernos. El resultado, perfección absoluta, como para un museo. Así quedó lista para la exposición.
Sobre esa exposición sostuvieron: “Es como una gran reunión familiar nos permite estar con gente que vive y piensa como nosotros”. A pesar de que fueron sin pretensiones se llevaron el ‘Premio al Mejor Debut’: “No nos esperábamos esto es un gran halago. Si bien no fueron a competir recibir un premio es hermoso y el reconocimiento oficial puede elevar el valor de la unidad”.