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Dyson Landliner, el colectivo “fantasma” con dos motores V8

El Landliner fue un modelo que recorrió las calles y rutas australianas durante la década del ’40, y quien desarrolló el bus “chasis-semirremolque”.  

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El Landliner fue sin sudas un colectivo muy pero muy singular. Quizás, aquellos fieles seguidores del mundo del transporte de pasajeros conocerán a los viejos buses-semirremolque que se usaron en las décadas de 1920 y 1930, y ganaron importancia durante los años de guerra al trasladar a empleados hacia y desde las plantas de defensa.

Este invento era más barato y más fácil de construir que un bus convencional, ya que se trataba de un camión tractor 4×2 que llevaba un semi que representaba la parte media y trasera de un colectivo tradicional.

En Australia, Dyson’s Peninsula Motors Ltd era una empresa de servicio de autobuses ubicada en Frankston, una ciudad al sureste de Melbourne, y fue quien dio el puntapié inicial a este espécimen.

Durante la Segunda Guerra Mundial, sus buses eran utilizados al máximo de su capacidad, por lo que construyeron varios camiones de remolque para aumentar su flota y transportar un número cada vez mayor de personal militar entre varios campamentos del ejército.

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Cuando finalizó la guerra en 1945, aprovecharon su experiencia en autobuses de remolque para construir un nuevo diseño novedoso. En lugar de un tractor que tiraba del remolque, desarrollaron lo que se conoció como “fantasma motorizado” al colocar debajo de la parte delantera de la carrocería un sistema de dirección con dos ejes.

Dyson y el Landliner, el “fantasma motorizado”

Este “fantasma” llevaba dos motores Ford V8, uno al lado del otro, muy similares al bus Fageol Twin Coach. Cada uno tenía su propia transmisión de cuatro velocidades que estaba unida en un solo enlace, totalmente sincronizado.

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En un principio se colocó un marcador en el bogey delantero que se extendía hasta la parte del parabrisas, lo que le permitía al conductor ver la orientación de las ruedas delanteras, si bien los modelos posteriores ganaron un manómetro interno.

La cabina estaba en el frente, precisamente en el centro y, afortunadamente para el conductor, se proporcionó una dirección asistida hidráulicamente.

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El primero de esta extraña raza fue diseñado como un modelo de lujo, con 30 asientos de primera clase estilo avión, un baño y una anfitriona que servía bebidas y bocadillos, aunque los modelos estándar posteriores tenían sesenta asientos regulares. La longitud era 14 metros y tenía 2,5 m de ancho.

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Como era habitual en los modelos bimotores de esta época, conseguir que todo funcionara sincronizado era difícil y, como resultado, la fiabilidad tendía a ser deficiente. Además, la junta de regulación de transporte local no los certificaría para el uso regular del servicio, solo para transporte tipo chárter especiales.

Después de dos años, Dyson vendió sus únicos tres Landliners y construyó dos modelos actualizados llamados Cheetah en 1947 para otro operador, pero estos tampoco demostraron ser bastante confiables, y después de un corto tiempo se quitaron los bogies y las carrocerías se convirtieron en un camión con remolque estándar.

Sin dudas, los Landliners fueron un experimento innovador al crear un colectivo de aspecto único. Dyson no volvió a producir este raro ejemplar, pero los asombrosos autobuses australianos, por supuesto, dejaron su huella en la historia.

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