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Con su mini-cabina, este era el camión más incómodo que un chofer podía conducir

En la década del ’60, en pleno auge de los camiones pesados más grandes para larga distancia, apareció este camión con una mini-cabina capaz de transportar hasta 18 vehículos.

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Un camión con una mini-cabina es el terror de todo conductor. No importa si es un modelo liviano, mediano o pesado: ningún ser humano es capaz de estar largas horas al volante de un vehículo en un espacio tan diminuto como las viejas cabinas de teléfono que se solían encontrar en las calles.

En la década del ’60, época en la que recién se comenzaba a tener en cuenta el espacio y comodidad del chofer, aunque sea a cuentagotas, aparecieron diversos inventos para que las empresas de transporte logren rentabilizar aún más su negocio.

Uno de ellos perteneció a una actividad que iba en crecimiento por aquel entonces en Reino Unido y estaba referida a la logística de vehículos particulares, que salían de las distintas fábricas para ser entregados en los puntos de ventas de cada marca.

Debido a la alta demanda, en su mayoría por parte de ingleses, los viejos camiones conocidos como “mosquito” o “cigüeña” debían trasladar la mayor cantidad de vehículos posibles. Por lo tanto cuanto mayor espacio había en la plataforma, mejor funcionaba el negocio de las empresas responsable de esta logística.

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Carter, la marca que apostó a los camiones con mini-cabina

Hasta que llegaron los actuales camiones con plataforma para traslado de vehículos, mucho se experimentó para optimizar este tipo de transporte. Las empresas que se dedicaba a ello llevaban décadas luchando por transportar al menos un vehículo más, según permitía la legislación de cada país.

Es por eso que en esta nota te vamos a contar la sobre este camión con mini-cabina inventado en Reino Unido en la década en la que los Beatles eran sensación (para muchos lo siguen siendo…).

Uno de los modelos más populares en Europa para esta operación por aquellos años fue el producido por Carter en la década del ‘50, que fabricaba una carrocería de camión con remolque y que contaba con capacidad para transportar hasta 18 vehículos compactos, como el clásico Mini Cooper.

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Si bien las carrocerías de Carter se basaban en modelos de camiones tradicionales, en los años ‘60 la misma empresa decidió desarrollar algo completamente nuevo para ofrecer el mayor espacio posible para transportar los vehículos. Algo que ocurre aún hoy en día para aplicaciones especiales como este MAN TGS con cabina de tractor.

Y para ello se utilizó un bus que perdió prácticamente toda su carrocería original. Lo que quedó fue el puesto del conductor, que recibió una mini-cabina sencilla para el único asiento disponible. El resto fue adaptado para transportar autos pequeños, por lo que al achicar la cabina un vehículo adicional podía caber fácilmente en el espacio al lado del conductor.

El motor que equipaba este camión con mini-cabina era un diésel de tres cilindros y dos tiempos, con los cilindros planos. Generaba unos 105 CV (se desconoce su cilindrada) y ​​estaba montado bajo el suelo, como era típico en los buses de la época.

Todo indica que nunca tuvo cabina dormitorio o al menos una versión ampliada. De hecho, en aquella época a los británicos no les importaba mucho esto y las cabinas más grandes sólo empezaron a aparecer allí después de que otras marcas de camiones entraron en el mercado.

Como era de esperar, conducir este camión era una experiencia poco agradable, ya que había mucho ruido en la cabina y cero confort. Además, el  camión normalmente iba acoplado a un remolque de dos pisos y, según la normativa británica de la época, este tipo de montaje requería un asistente, por lo que dos personas iban acurrucadas en esta mini-cabina.

Según se cuenta, de este experimento “anti-chofer” se construyeron cuatro unidades, de las cuales, lamentablemente, ninguna sobrevivió hasta nuestros días.