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Camiones a vapor: dominantes del inicio del siglo XX

Los comienzos del siglo XX estuvieron dominados por el auge del transporte motorizado por ruta, decidiendo entre motores a vapor o combustión.

Camion a vapor

A inicios del siglo pasado, el transporte por carretera empezaba a mecanizarse, tratando de competir con el entonces ya consolidado ferrocarril y superando a los carros tirados de animales, la opción para potenciar a los camiones eran las calderas y motores a vapor.

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Lo cierto es que muchos ingenieros de la época creyeron que el vapor podía funcionar en camiones al igual que lo hizo con los trenes, y así lograr transformar sociedades basadas en la agricultura y materias primas naturales en ciudades industrializadas, capaces de transformar la naturaleza. Y durante la primera década del siglo XX estaba claro que la fuerza de esa nueva sociedad industrial era la fuerza del vapor.

Camion a vapor

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Cuando el vapor empezaba a dominar prácticamente todo, desde los motores vehiculares hasta maquinaria de fábricas textiles pasando por los trenes, el llamado motor de combustión interna alimentado por gasolina empezó a amenazar al poderosísimo vapor.

Pero los motores de combustión interna, en aquella época, resultaban ruidosos, fallaban fácilmente y su potencia resultaba más bien escasa para atreverse a transportar poco más que cuatro o cinco pasajeros. Además, por lógica, necesitan gasolina para funcionar y eso obliga a manipular con cuidado grandes garrafas de ese delicado y peligroso líquido.

Camion a vapor

De hecho, durante la primera década del pasado siglo un motor a gasolina de 10 CV era considerado de alta tecnología por su gran potencia. Sin embargo, los primeros coches ingresaron en un tráfico rodado hasta entonces reservado a los carruajes. Las ventajas de un vehículo casi tan veloz como el ferrocarril pero que podía transitar por los mismos caminos que los carruajes no tardaron en notarse, y poco a poco se iban creando mayores automóviles. El primer camión de Daimler data de 1896 y con su motor de 4 CV podía transportar 1.500 kilogramos.

¡Más madera!

Frente a los novedosos motores alimentados por gasolina, firmas como Beyer, Peacock & Company, en 1904, decidieron entregarle a los fabricantes de camiones una propuesta para utilizar motores a vapor. Así nació su Steam Wagon, un camión equipado con una pequeña caldera y motor a vapor para demostrar que también en carretera la fuerza del vapor iba a imponer su clara superioridad. De esta manera, marcaron los camiones a vapor el inicio del transporte por carretera hace más de 100 años.

El Steam Wagon de Beyer, Peacock & Company, creado en 1904, podía con cualquier carga de la época, incluso servía para arrastrar varios remolques, dada su descomunal potencia que alcanzaba los 40 CV. Debemos tener en cuenta que uno de los camiones más eficaces de la época, el francés Berliet Type M de 1910 se conformaba con los 22 CV que rendía su motor de combustión interna alimentado por gasolina.

Camion a vapor

Sin embargo, pese a la inigualable fiabilidad de una buena máquina de vapor y a las grandes potencias que eran capaces de suministrar, lo cierto es que  el Steam Wagon no sería más que un recuerdo anecdótico en la historia del fabricante de locomotoras de Manchester, puesto que sólo completaría algunas decenas de camiones a vapor con la marca en el frontal de Beyer, Peacock & Company.

¿El motivo? Si bien los primeros automóviles de gasolina tenían un complejo sistema de arranque a manivela, eso seguía siendo un proceso más fácil y rápido que llenar una caldera de agua, alimentar el fuego con paladas de carbón, esperar a tener presión y con ello disponer de la potencia necesaria. Además, la caldera siempre debía mantenerse alimentada y con presión de agua, ni poca presión para superar las pendientes ni excesiva para perder presión a modo de vapor lanzado por la válvula de escape o bien arriesgarse a sufrir una devastadora explosión.

Camion a vapor

Sólo bastó que durante los años 20 y 30 la carrera tecnológica fuese haciendo crecer las potencias de los motores a diesel y gasolina para que el Steam Wagon quedase reservado para algunos nostálgicos de la historia industrial. Para los motores a vapor sería su primera derrota. La ruta adelantó el fin de una tecnología que todavía dominaría durante varias décadas las locomotoras de trenes y naves marinas, pero el motor de combustión interna, diesel o gasolina, había llegado para quedarse como mínimo durante un siglo más, cuando todavía hoy no vemos claro a su futuro substituto.