Camiones de concreto, el curioso invento que copiaba al bunker y protegía a los soldados
Durante la Segunda Guerra Mundial, la invención estaba a la orden del día. Una de las tantas formas recayó en los camiones de concreto para proteger a las tropas británicas.
Los conocidos como camiones de concreto no son una mera viralización de redes sociales sobre algún invento de la era moderna. Tampoco son vehículos producidos en serie que buscan copar el mercado. Son unidades reales que existieron hace más de 70 años.
La Segunda Guerra Mundial fue muy cercana a la primera, tanto que apenas hubo 21 años desde que finalizó una y comenzó la otra. Por aquellos tiempos, la tecnología de producción de vehículos y los materiales para su proceso eran escasos, por lo tanto la recuperación del sector industrial fue muy lenta.
Con la llegada de la segunda ola de enfrentamientos bélicos a nivel global, esta escasez se hizo notar en todas partes, a tal punto que fabricar un vehículo nuevo era algo por demás complicado. Es por eso que nacieron los camiones de concreto sobre la base de modelos que podían servir al ejército.
La historia de los camiones de concreto, los verdaderos bunker sobre ruedas
Estos curiosos camiones de concreto fueron una solución británica creativa a la considerable falta de vehículos blindados, tanques y modelos anfibios durante la Segunda Guerra Mundial. La historia comienza con John Goldwell Ambrose y Charles Bernard Mathews, soldados que sirvieron en el Cuerpo de Ingenieros británico durante la Primera Guerra Mundial, donde se hicieron famosos por crear búnkeres de hormigón prefabricados.
Después de la guerra, Ambrose y Mathews fundaron Concrete Ltd., una empresa especializada en la construcción de estructuras prefabricadas. Desafortunadamente, pronto estalló la segunda guerra, por lo que los ingenieros decidieron presentar al ejército un concepto nuevo e inusual, que consistía en instalar pequeños búnkeres en chasis de vehículos pesados, es decir, los famosos camiones de concreto.
El ejército aprobó todo el proyecto de los ex combatientes y los vehículos se denominaron Bison, por el logotipo de Concrete Ltd. Se sabe que no hubo ningún modelo específico que fuera transformado a camión de concreto, por lo que se utilizó cualquier pesado que estuviera disponible, desde camiones militares de la Primera Guerra Mundial y camiones civiles más antiguos. Por eso cada Bison era único.
En la fábrica de Concrete Ltd., a los pesados en configuración chasis que llegaban se les desmontaba la carrocería y en su lugar se colocaba un encofrado de madera, que luego se rellenaba con metal y hormigón. Así se crearon los búnkeres sobre ruedas, con paredes de unos 15 cm de espesor y orificios de ventilación y viseras por donde los soldados podían disparar.
Como mencionamos anteriormente, dado que no existía una construcción estándar, cada Bison era diferente. Pero hasta donde se sabe, había tres tipos de variantes: la primera tenía una cabina blindada y un compartimento de combate blindado separados entre sí; el segundo era similar, pero tenía una cabina más convencional, sin blindaje completo. El tercero, contaba con una cabina y una estructura de carrocería únicas.
Tampoco se sabe cuántos Bisons construyó Concrete Ltd., pero se estima que son entre 200 y 300 unidades. Desafortunadamente, se sabe que ninguna copia original y completa sobrevivió al paso del tiempo. Sin embargo, en The Tank Museum de Bovington existe una réplica construida en fibra de vidrio de un Thornycroft Tartar 6×4 de 1931, el mismo que posa debajo de este párrafo.
El único remanente de un Bison original se encuentra en el museo de aviación Aviation Heritage Center, en East Kirkby, Lincolnshare (Inglaterra), ya que tiene una cubierta de concreto en la que encajaba uno de estos afamados camiones de concreto que supieron resguardar a las tropas aliadas.