La configuración que tuvimos en nuestras manos es la cabina doble 4×4 y nivel de equipamiento LS, precisamente el de entrada de gama. A diferencia de la competencia, que todavía recurre a los paragolpes en color negro y llantas de chapa, esta S10 mantiene un mismo color de punta a punta, y si bien no son las mismas que en las opciones LT o LTZ, Chevrolet le dio un giro a las llantas y las ofrece con un diseño más ameno que incluyen una tapita que esconde las tuercas. Solo la Volkswagen Amarok ofrece llantas de aleación.

Siendo un componente ya adoptado por la mayoría de las pick ups a la venta en el mercado local, el filtro de partículas permite a la S10 cumplir con la ley anticontaminante vigente sin la necesidad de replantear la mecánica. Se trata del denominado DPF (Diesel Particulate Filter, por sus siglas en inglés), un dispositivo conectado al sistema de escape diseñado para retener el material particulado (mejor conocido como hollín) de los gases de escape emitidos por el motor.

Este dispositivo funciona a través de un proceso de “regeneración”, encargado de la autolimpieza del filtro, ya que se encarga de convertir en dióxido de carbono y vapor de agua los residuos generados por la combustión del motor y los expulsa mediante el sistema del escape. Conduciendo normalmente, no se percibe el funcionamiento de la tecnología. Sin embargo y si bien se limpia de manera automática, en ciclos cortos de manejo o a velocidades por debajo de los 30 km/h (sobre todo en embotellamientos), puede que la regeneración no llegue a completarse, por lo que el vehículo dará aviso mediante un mensaje en el ordenador de a bordo para que el conductor siga conduciendo por más tiempo, preferentemente en ruta o avenida, para poder finalizar con el proceso y limpiar por completo el filtro de partículas.

Para su correcto funcionamiento, y con el fin de alargar la vida útil del filtro y también del motor, desde la marca recomiendan utilizar combustible Grado 3, le Premium, ya que la menor cantidad de azufre que contiene este tipo de gasoil (menor a 50 ppm) hace que la combustión sea más limpia y que el filtro DPF trabaje constantemente frente a un combustible Grado 2.

Como mencionamos anteriormente, el 2.8 Duramax no sufrió modificación alguna. Continúa entregando 200 caballos y 44,8 kgm de torque. De buena respuesta por encima de las 1.500 rpm, aporta consumos que no se vieron diferidos respecto de la variante Euro 3: a 100 km/h consume unos 7,5 litros y en ciudad supera los 12 litros cada 100 kilómetros recorridos.

Luego de la puesta punto general en 2016, donde se reemplazaron los soportes de motor, se retocó la suspensión y se calibró el 2.8, entre otros ítems, la S10 se puso a la par de sus rivales en cuanto a confort de manejo. En esta opción todoterreno que apunta al trabajo principalmente en zonas rurales, las diferencias se notan. Solo que el dibujo de los neumáticos no colabora a la hora de adentrarse en el barro. El sistema de tracción electrónico con acople 4Hi «shift on the fly», por su parte, cumple con su cometido y, a partir de marzo, toda la familia S10 suma, además de los controles de tracción y estabilidad, el asistente de ascenso y descenso, y el control de estabilidad del remolque.   

La variante LS 4×4 se ofrece con 3 años o 100.000 km de garantía, y es la única que ofrece al usuario 200 caballos de potencia dentro del nicho de las chatas de entrada de gama. Sin duda, la S10 continúa sumando cada vez más adeptos dentro de una categoría que no para de evolucionar.