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Modificaron una famosa mini pick up japonesa: al piso y con exceso de fibra de carbono

La pasada edición del SEMA nos dejó varias joyas en materia de vehículos. Esta mini pick up japonesa paralizó a todo aquel que pasó a visitar la muestra más famosa del tuning.

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Esta mini pick up japonesa no es una más del montón. No busca cumplir con su obligación de ser un vehículo comercial liviano para logística de última milla, sino que su nuevo perfil remarca un nuevo concepto “Racing”: planchada al piso, ensanchada, con chasis tubular, butacas de competición y un gran alerón.

Cuando decimos que se trata de una mini pick up japonesa hablamos de la clase Kei, esos diminutos utilitarios (son más pequeños que un minitruck chino) que se ajustan a ciertas regulaciones japonesas de cilindrada y tamaño de motor, y que hoy en día vemos su clara expansión, sobre todo a mercados como el norteamericano.

Y es que estos particulares “Kei class” llaman la atención por sus reducidas dimensiones, por lo que al personalizarlos el resultado final es totalmente diferente y conceptual respecto de una pick up convencional. Es por eso que en esta oportunidad te mostramos un modelo muy particular que cautivó a los visitantes del pasado SEMA 2023.

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Una mini pick up japonesa con estilo propio

Esta mini pick up japonesa tiene nombre y apellido: «Little Scrappy». Es nada menos que una valiente camioneta Mitsubishi Minicab propiedad de Attacking The Clock Racing, empresa dedicada a las personalizaciones que convirtieron  a este pequeño vehículo en lo que se conoce como Time Attack.

A simple vista, sus clásicas líneas cuadradas se pierden gracias a una abrumadora exposición de fibra de carbono, sobre todo en la parte baja de la mini pick japonesa: faros LED, paragolpes, un complejo divisor delantero con aletas más que agresivas y guardabarros ensanchados.

Pero no todo termina aquí. Hay más cantidad de apliques de carbono que se pueden encontrar primero en las llantas Work Meister CR01 de 15 pulgadas con neumáticos slicks Toyo Proxes RR, y entre la parte delantera y trasera con difusores laterales que coinciden con la profundidad del divisor delantero. Lógicamente, la suspensión fue hecha desde cero.

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La fibra de carbono también cubre los laterales, la caja y la parte trasera, y si se miran de cerca las imágenes se dejan ver las partes protuberantes cerca de la cabina que sirven como conductos para alimentar el radiador del lado del conductor y el enfriador de aceite del lado del pasajero, ambos montados a lo largo de los lados internos de la caja.

Como era de esperar, se fabricó una jaula personalizada que se ubica justo detrás de la cabina y continúa hacia la parte trasera de la mini pick up japonesa. Para alegría de los más puristas, casi al nivel del techo, hay un alerón APR con enormes montantes que no pasa para nada desapercibido.

Adentro de la pequeña cabina las dos butacas de serie (esas que son de vinilo y más duras que una roca) fueron reemplazas por un par de Sabelt deportivas con respaldo fijo y arneses, mientras que la posición del volante estilo conductor de bus sigue siendo la misma, pero ahora está rematada con uno también Sabelt con base plana de competición.

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Todo el panel es de fibra de carbono personalizado hay un teclado Haltech para controlar el módulo de distribución de energía. Sí, se eliminaron por completo los fusibles y se incorporó para una ECU Elite 750 junto a una pantalla digital.

Lo único malo que se puede observar es que el motor es el original de Mitsubishi, un 3 cilindros y 660 cc todavía está en juego. Pero según el posteo de Instagram de la preparadora, probablemente se coloque un motor Hayabusa de 1.300 cc con transmisión secuencial que adoptaría un turbo Garrett e intercooler.