Como nueva: así está hoy la Ford F-100 que revolucionó el mercado en los ’60
La historia de esta Ford F-100 Twin-I-Beam arranca en Navarro, Buenos Aires, cuando fue adquirida por un médico para realizar visitas a pacientes de zonas rurales.
Quien haya manejado una Ford F-100 Twin-I-Beam sabrá de la importancia de este modelo por aquellos años. Incluso, hasta el día de hoy no se conoció un sistema similar de suspensión montado en una pick up. Y más allá de su condición, que muchos reprobaron al principio, este modelo supo meterse de lleno en el corazón de cada dueño.
Lo que buscaron desde la marca del óvalo era ofrecer una suspensión igual de robusta que un eje rígido pero con mayor confort y una maniobrabilidad mejorada. Así, nació la Ford F-100 Twin-I-Beam en 1966, que contaba con esta suspensión constituida por dos vigas doble “T” de acero forjado.
No se trataba de una mejora de un eje delantero convencional de la época, sino que cada rueda delantera trabajaba con su propio eje completo e independiente que se cruzaba a lo ancho del chasis y se fijaba del otro lado opuesto de cada rueda delantera, las cuales sumaban un espiral y un brazo posterior cruzado y amurado al chasis.
Ford F-100 Twin-I-Beam restaurada
La historia de esta Ford F-100 Twin-I-Beam arranca en Navarro, provincia de Buenos Aires, cuando fue adquirida de cero kilómetro por un médico de esa localidad y utilizada para realizar visitas a pacientes de zonas rurales, según cuentan la gente de CDF Garage, dueños de la unidad que ocupa esta nota.
Luego de unos años pasó por dos dueños hasta que uno de ellos decidió guardarla dentro de un galpón, donde permaneció durante más de 20 años sin que nadie la usara ni pusiera en marcha. Al momento de rescatarla su estado era óptimo comparado con otras unidades.
Claro que para que esta Ford F-100 Twin-I-Beam quede como nueva pasó por un exhaustivo trabajo de limpieza por parte de Braian Biason, responsable de CDF Garace, para el cual se quitaron hasta los cristales. “No se pintó ni un sólo tornillo y recuperamos al máximo su pintura, cromados, insignias, etc”, reza Biason.
Respecto de esta unidad en particular, posee “toda la pintura de fábrica y conserva hasta la tela original de los asientos y el piso de goma en el habitáculo”. A su vez, otra muestra del cuidado que recibió es que todo funciona como el primer día, desde el instrumental hasta la radio original. Si hablamos del kilometraje, acusa al día de la fecha solo 69.000 kilómetros.
Como era de esperar, el motor, también original y sin abrir, es un V8 292 Fase 1 de 4.8 litros que entregaba 160 caballos y llevaba un carburador Holley de dos bocas, el cual se acoplaba una caja de tres velocidades sincronizadas con el típico mando al volante.
La Ford F-100 en Argentina
La exitosa Serie F comenzó a ensamblarse en la planta de La Boca, Buenos Aires, a fines de la década del ‘50, si bien sus orígenes se remontan a la década del ‘40. Inmediatamente, la pick up se convirtió en el vehículo preferido del usuario de campo, que supo valorar su robustez general, nobleza mecánica y capacidades dentro y fuera del asfalto.

En la última evolución que se fabricó en el país, la Ford F-100 incorporó elementos de confort que antes nunca había ofrecido, como levantavidrios y espejos eléctricos, aire acondicionado, dirección hidráulica y un equipo de audio de mejor calidad que en series anteriores. Más allá de eso, la camioneta supo mantener con el tiempo los atributos que siempre la caracterizaron.
A mediados de la década del ‘90, cuando se produjo la disolución de Autolatina, la antigua unión entre Ford y Volkswagen, la F-100 trasladó su producción a Brasil, mientras que en Pacheco iniciaría unos años más tarde la producción de la Ranger, poniéndole así un punto final a la historia de la Ford F-100 nacional.