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Salvado por su camión: la historia del chofer que quedó 6 días atrapado en la nieve

Sin dudas, los choferes son las personas que más historias y anécdotas pueden contar debido a sus constantes viajes. Esta es una de ellas.

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Siempre decimos que el camión y el chofer son dos amigos inseparables. Y no por el mero hecho de comentarlo sino porque hay pruebas de todo tipo que aseveran esta teoría. ¿Algún ejemplo? Varios, siendo el más resonante el del camionero y su Peterbilt que recorrieron juntos más de 8 millones de millas (14 millones de km).

Cuando el camión tiene algún inconveniente, su dueño lo arregla, y cuando el dueño tiene alguno problema o hacer un viaje relámpago para sumar billetes, el camión está siempre ahí para hacer la tarea. Pero no solo es una herramienta de trabajo: es un compañero, una casa y hasta un refugio que los protege de todo tipo de cosas.

Una de ellas bien puede ser la nieve y el frio, y quien mejor que James Truly, un camionero estadounidense de 42 años por aquel entonces, para contar una historia de vida que entremezcla el oficio, el camión, el clima y una pesadilla.

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Un chofer, su camión, y una histori20a de supervivencia 

Esta increíble historia sucedió el 25 enero de 1978, cuando James transitaba la autopista 13 de Ohio transportando dos bobinas de acero en su camión, un International Transtar 4070, cuando se vio atrapado en la que se conoció como la “Gran Ventisca del ‘78”, que irrumpió la costa noroeste de Estados Unidos con vientos de casi 120 millas por hora (200 km/h) y temperaturas por debajo de los 120°F (-50°C).

Mientras conducía, James intentó hacerle frente a la repentina nieve, e incluso ayudó a otro conductor que se había salido de la carretera con su camión. En ese lapso mientras le daba una mano a un colega los alrededores del Transtar  quedaron copados de nieve, por lo que no pudo moverlo.

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La tormenta fue tan fuerte que era casi imposible ver fuera del camión, por lo que James decidió descansar en la cabina, con una manta y una cortina que cubría la cabina mientras esperaba que el clima mejore. Vale resaltar que el Internacional Transtar 4070 fue un camión con cabina prácticamente sin aislamiento térmico.

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La situación no hizo más que empeorar durante la noche, si bien la gruesa capa de nieve redujo el efecto del frío. Cuando despertó a la mañana siguiente, James no podía abrir la puerta y el camión estaba completamente cubierto de nieve. A pesar de tener una radio PX en el camión sólo podía escuchar las transmisiones de otros conductores pero no podía informar su situación.

Encender el motor no era una opción, ya que los gases de escape podrían asfixiarlo. Además, podía oír ruidos de vehículos que pasaban a su lado, incluso por encima de la cabina del camión, y no tenía idea de que estaba enterrado bajo casi dos metros de nieve.

Durante su estadía sin poder salir de la cabina de su camión, James contó a un periódico de la época que tenía muy poca comida, la cual racionaba con nieve para poder alimentarse, y que encendía la luz de la cabina durante unos minutos. ¿Qué era lo que más hacía? Rezar mucho.

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Su hermano, Donald Truly, que sabía que James conducía por esa región, no descansó hasta conocer el paradero del camionero. Obtuvo información del colega al cual James había ayudado el día que comenzó la tormenta de nieve, y también habló con una camarera, que había hablado con su hermano en una transmisión de radio minutos antes de la tormenta.

Con un amigo, Donald se dirigió por la carretera, deteniéndose y revisando cada ventisquero en busca de su hermano. El 31 de enero, seis días después de quedarse enterrado ya muy debilitado por el frío y el hambre, el camionero escuchó pasos encima de la cabina del camión. Golpeó el techo con un tubo de hierro y quien estaba afuera logró escucharlo.

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Después de unos minutos cavando, llegaron a la ventana de la cabina. Para su sorpresa, su salvador fue su hermano Donald. Poco después, la Guardia Nacional, que trabajaba en la región, utilizó un cargador para despejar el camino hasta la cabina y sacar de forma segura al conductor. Luego, los militares se encargaron de llevar a James al hospital.

A pesar de su sufrimiento, el camionero se encontraba bien y sólo necesitó un día de internación para recuperarse. La tormenta fue catalogada con desastrosa ya que más de 50 personas murieron a causa del frío en Ohio, muchos de ellos eran personas que quedaron atrapadas con sus vehículos en la nieve.